EL COLECCIONISTA

Cada vez que se encontraban,cosa que no sucedia muy a menudo,cada uno sacaba con dificultad del pecho,el trozo ínfimo y moribundo de corazón que le quedaba.

Siempre pero siempre,como si se tratara de un milagro,los pedazos extenuados de corazón encajaban perfecto!

El tiempo que estaban juntos,sentían que eran un solo cuerpo,alma,incluso claro,un solo corazón.

Pero irremediablemente la luz roja o verde,según el lugar,indicaban el fin del hechizo.

Cada uno guardaba su pedacito de corazón,claro,ahora un poco más rozagante y lozano!

Pero. Lo que se llevaban era casi lo mismo que habían traido:_solo un trozo,un pedazo,un cacho de corazón roto!

Un día ella sintió que el pedazo de su corazón se le estaba quedando pegado con el de él y que cada vez que se iban,en lugar de llevarse su pedazo,se estaba llevando mucho menos!

Se sentia triste,cada vez más vacia...

Cuando por fin no resistió más,tuvo que confesarle su sensación de que se estaba muriendo.

Solo le quedaban migajas de su corazón,ya que practicamente todo lo tenía él, consigo.

Se vistió con más esmero que nunca,porque estaba decidida a darle al fin, absolutamente todo su corazón y que fuera lo que fuera!

Ya no le servía si no era con él...

Cuando se encontraron,se amaron como tantas otras veces,pero esta vez ella llorando le confesó:_ "mi amor,hoy es la última vez que nos veremos.Estoy muriendo de amor ya que mi corazón te pertenece ya por completo.

Solo se que te amo,y que te regalo mi corazón entero para que hagas lo que quieras".

Él,sonriente le explico que hacia tiempo venia juntando los pedazos de ambos corazones y que por fin logró unir cada trocito por más ínfimo que fuera y que ahora latirían juntos con ese nuevo y enorme corazón,hecho con trozos de los dos corazones rotos.

Ella sonrió más feliz que nunca en su vida y murió.

Claro,ninguno se había dado cuenta de que dos personas no pueden vivir con un solo corazón por más bello que éste sea.

Y que más vale dos corazones fallidos,que uno solo perfecto.

Además,la naturaleza de él era la de coleccionar corazones rotos...