-¿Qué adelantas sabiendo mi nombre?
cada noche tengo uno distinto
y siguiendo la voz del instinto,
me lanzo a buscar…

-Imagino- preciosa -que un hombre...

-Algo mas, un amante discreto
que se atreva a perderme el respeto…
¿no quieres probar?
Vivo justo detras de la esquina,
no me acuerdo si tengo marido,
si me quitas con arte el vestido
te invito a champan.
Le solte al barman mil de propina,
apure la cerveza de un sorbo
(acerto quien “el templo del morbo”
le puso a este bar).

Peor para el sol
que se mete a las siete en la cuna
del mar a roncar
mientras un servidor
le levanta la falda a la luna...

Al llegar al portal nos buscamos
como dos estudiantes en celo,
un piso antes del septimo cielo
se abrio el ascensor…
Nos sirvio para el ultimo gramo,
el cristal de su foto de boda,
no falto ni el desfile de moda
de ropa interior.

-”En mi casa no hay nada prohibido
pero no vayas a enamorarte,
con el alba tendras que marcharte,
para no volver
olvidando que me has conocido
que una vez estuviste en mi cama…
Hay caprichos de amor que una dama
no debe tener”-

Peor para el sol
que se mete a las siete en la cuna
del mar a roncar
mientras un servidor
le levanta la falda a la luna.

-Es mejor- le pedi -que te calles,
no me gusta invertir en quimeras,
me han traido hasta aqui tus caderas…
no tu corazon...
Y despues… ¿para que mas detalles?
ya sabeis… copas, risas, excesos,
¿como van a caber tantos besos
en una cancion?
Volvi al bar a la noche siguiente,
a brindar con su silla vacia,
me pedi una cerveza bien fria
y entonces no se,
si soñe o era suya la ardiente
voz que me iba diciendo al oido:
-”me moria de ganas, querido
de verte otra vez”...


Peor para el sol
Joaquin Sabina