Va la luvia enamorando techos,
que sudan gotas grises y profundas,
un velo denso abarca todo el cielo
que intenta respirar y exhala truenos.
La ciudad y la lluvia se detestan,
las veredas escupen para arriba,
luchas mudas de baldosas y zapatos,
en cada charco de inundada rebeldía.
Ansiosos van los ciegos caminantes,
con paraguas como torpes lazarillos,
espadeando a su paso cual guerreros,
de tan efímeras batallas sin sentido.
que sudan gotas grises y profundas,
un velo denso abarca todo el cielo
que intenta respirar y exhala truenos.
La ciudad y la lluvia se detestan,
las veredas escupen para arriba,
luchas mudas de baldosas y zapatos,
en cada charco de inundada rebeldía.
Ansiosos van los ciegos caminantes,
con paraguas como torpes lazarillos,
espadeando a su paso cual guerreros,
de tan efímeras batallas sin sentido.
2 comentarios:
Hermoso, Silvina. percibís cosas increíbles !
Me encanta
Publicar un comentario