Yo tengo lazos blancos en la piel
pero también
el sabor de todos los duraznos del verano
la sal de algún mar caliente del caribe
y dos girasoles amarillos
(uno en cada mano)
para atrapar abejas
y obligarlas a regarme
la piel
de miel.
El precio de mi vida
equivale
a la felicidad de mis hijas
y eso
no se cambia.
Hay cosas en las que no cedo
y otras en las que puedo
si quiero
volverme una ardilla
y saltar buscando nueces
o volar hasta la cima
de la cima
de la cima
y no sentir que mis alas
pierden fuerza
porque el cielo
(por suerte)
no tiene techo
y ese es mi objetivo.
Volar todo lo alto
que me den mis alas
aunque los lazos blancos
tantas veces
tiren para abajo.
Y me enganche
en un par de lanas
mal tejidas
o de ollas
con vapores
o de sábanas limpias.
Pero mi único,irreductible precio
equivale a la alegría de esos ojos:
un par azul
y dos marrones.
La tierra y el cielo
tengo entre los seis
y mis alas
que nadie puede cortar
ni con anillos bendecidos
ni con libretas rojas
ni con mil papeles que indiquen
para siempre
como amar.
5 comentarios:
SILDESUR:
Los únicos afectos que atan son los del corazón.
Lo demás es papel pintado.
Bella poesía sobre el amor y la libertad. Que se nota sale de los profundo del alma.
Un beso para cada una.
excelente, cuanto amor por esas hijas, me encanta. Se deben de sentir orgullosas de vos. Muy lindo
abrazos totales.
Precioso el mundo que creas... un estado magico en el que al leerte yo tambien consigo escapar.
Todo un relato en imagenes y sensaciones.
Besos almendrados ;)
Hermoso. Innegociable.
bella emocion y amor por los afectos...feliz domingo!!
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